No favorezcamos la idea de que los piuranos hacemos ejercicios ciudadanos poco saludables. Gestionemos los riesgos en torno al COVID-19 y convirtámoslos en oportunidades.
Por Giancarlo Saavedra Chau. 28 abril, 2020.En Piura todo suma para restar. Para restar orden, para restar camas disponibles en la UCI, para restar vidas. Las últimas noticias dan cuenta de que lo estamos haciendo muy mal. Nuestras autoridades regionales no son capaces de gestionar presupuestos asignados para enfrentar la pandemia del COVID-19. En su lugar, entran en conflicto con el Ejecutivo. No cohesionan, se apasionan políticamente y hacen daño a su población.
Lo de ir a contracorriente viene de tiempo atrás y no es exclusivo de las autoridades. Tenemos parte de la culpa. Poco o nada hacemos para exigir la Reconstrucción con Cambios o votamos por congresistas que una vez elegidos, decimos que no nos representan.
Hace tiempo Piura dejó de ser solo una ciudad y se convirtió en una marca territorio. Para resumir, este concepto se refiere a los valores que nos diferencian del resto de territorios y así sacar rentabilidad a nuestra identidad, la piurana. Por mucho tiempo creamos percepciones favorables de nuestra región y de nosotros: mujeres y hombres nobles, serviciales y hospitalarios.
Ejemplos de cómo aprender a gestionar nuestra marca territorio abundan. Sin ir lejos, el éxito de Marca Perú. Una iniciativa no solo para impulsar el turismo, sino también para promover la compra y el consumo de productos nacionales, estimular las exportaciones y atraer inversiones.
Es muy probable que cuando superemos la pandemia, los turistas vuelvan a visitarnos, pero no se trata de eso. Entendamos que Piura es más que gastronomía exquisita y playas envidiables. Una marca territorio va más allá de ser una marca turística. Abarca otros ámbitos como el cultural, comercial, empresarial o académico.
Somos una región atractiva para generar inversiones petroleras y mineras; organizar eventos internacionales; iniciar nuevos proyectos educativos o tender puentes de comercio internacional. No desconfiguremos lo que somos. Piura la hacemos los piuranos. Volvamos a ser los ciudadanos de un lugar hospitalario, que apuesta sobre todo por el desarrollo cívico.
No favorezcamos la idea de que los piuranos hacemos ejercicios ciudadanos poco saludables. Gestionemos los riesgos en torno al COVID-19 y convirtámoslos en oportunidades. No favorezcamos el sentimiento de invulnerabilidad y pensemos que el coronavirus les da a todos, menos a nosotros. En su lugar, contribuyamos a subir el bajo nivel de percepción de autoeficacia, porque entre todos podemos ayudar a aplanar la curva. Elevemos nuestra competitividad del territorio, pero con conciencia cívica, valores y empatía.
(Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas en él son de responsabilidad del autor).